Apenas una semana antes de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2020, el Consejo Nacional Electoral (CNE) precisó el número de máquinas de votación que serían distribuidas en más de 14.000 centros electorales a lo largo de Venezuela.
La auditoría predespacho que simula el proceso electoral para comprobar que la totalización del sistema refleje la intención de los votos permitió conocer que 29.662 máquinas de votación serán utilizadas en los comicios legislativos.
Todas son nuevas. Leonardo Morales, vicepresidente del CNE, afirma que cada máquina tuvo un costo aproximado de 2.000 dólares. La cantidad total de máquinas de votación distribuidas para las elecciones legislativas ronda, entonces, los 60 millones de dólares de inversión estatal.
El rector Morales indica que la anterior junta directiva del ente comicial acordó dos procesos de compra de los dispositivos a través de la compañía argentina Ex-Clé. El CNE no ha precisado la cantidad exacta de máquinas adquiridas, pero Morales ofrece un estimado de 30.000 dispositivos entre ambas operaciones.
Los términos de negociación en torno a la tecnología electoral no están claros. Una revisión de páginas web de organismos y empresas, de estadísticas de importaciones, gacetas electorales y actas de auditorías permiten corroborar que son pocos los detalles que se informan sobre la relación contractual entre el Estado venezolano y Ex-Clé.
Observadores acreditados, diputados de la Asamblea Nacional y candidatos manifiestan dudas sobre el origen de los productos que la empresa argentina provee, y consideran pertinente una investigación al respecto.
El rector Morales aclara que los equipos llegaron al país, ensamblados, desde China. “La máquina de votación es una computadora. ¿Dónde venden esos componentes? En China, en algunas partes de Estados Unidos, Silicon Valley, en esos lugares”, explica.
Además de traer el hardware (parte externa o física de la computadora) desde China, la empresa Ex-Clé también figura en el funcionamiento del software (programación interna del equipo). La pantalla de la máquina de votación muestra el nombre de la compañía Ex-clé Soluciones Biométricas.
“Ha habido mucha contradicción con respecto al origen de las máquinas”, dice Humberto Rojas, coordinador técnico de la Red Electoral Asamblea de Educación, acreditada como observador nacional de las elecciones parlamentarias. “Se habló de que las máquinas eran ensambladas en Venezuela, que el software era un software desarrollado localmente. Toda esa información se contradice en parte cuando se hace el proceso de auditoría desde la máquina, donde queda claro que el software es desarrollado por una empresa extranjera, o por lo menos le atribuye a ellos el nombre del software”, expresa.
“Que tú hagas el diseño y el prototipo en el país no significa que el ensamblaje sea en el país. Son cosas distintas. Yo puedo ensamblar un prototipo tomando en cuenta sugerencias o por iniciativas de ingenieros venezolanos, pero no necesariamente significa que se ensamblaron en el país”, plantea Aníbal Sánchez, analista electoral y candidato por lista del estado Miranda por la Alianza Democrática (que integran las organizaciones políticas Cambiemos, Esperanza por el Cambio, Avanzada Progresista, más las tarjetas de Acción Democrática y Copei).