Entre la multitud abrumadora del centro de Lima, la venezolana Lilia Gutiérrez, de 27 años, vende gorros de Navidad. Desde que perdió su trabajo por la pandemia, la joven lleva atados en una cuerda a sus dos hijos, de 5 y 2 años, que la acompañan durante jornadas de 12 horas, los siete días de la semana.
Como para Gutiérrez, vender en la calle fue la única alternativa de muchos venezolanos residentes en Perú para sobrevivir a los efectos del covid-19, que los azotó de manera desproporcionada y dejó sin trabajo al 89 % de ellos.
Perú, que abriga más de un millón de venezolanos desplazados, es el segundo país de destino para esta comunidad, luego de Colombia, y lidera la lista de naciones que acogen más solicitantes de asilo.
Aún así, los refugiados venezolanos en el país andino se enfrentan a un conjunto de barreras legales, administrativas y prácticas que entorpecen su inclusión económica, los orilla a trabajar en empleos informales y, en algunos casos, a sufrir explotación y abuso.
Con la llegada del covid-19 y el atroz golpe al crecimiento económico de Perú, pronosticado a caer un 14 % este año, la ya vulnerable situación de los venezolanos se vio exacerbada y condujo a muchos de ellos a un estado de precariedad extrema, incertidumbre alimentaria, desalojo y desamparo.
Según reportó la Defensoría del Pueblo, el 89 % de venezolanos residentes en Perú perdieron su trabajo como resultado directo de la pandemia, el 39 % estuvo en riesgo de desalojo y alrededor de 34.000 emprendieron el viaje impensable de regreso a Venezuela.
De acuerdo con el reporte El efecto del covid-19 en la inclusión económica de los venezolanos en Perú, del Centro para el Desarrollo Global (CGD) y Refugees International, el 71 % de los venezolanos empleados en el país andino trabajaban en los sectores económicos más impactados por la pandemia, como la manufactura, las actividades administrativas, el comercio o el almacenamiento, comparado con el 56 % de los peruanos empleados.
Para las mujeres, el escenario es aún peor. El 78 % de ellas laboraban en estos sectores, una realidad que, según explicó a Efe la coautora del estudio Martha Guerrero, retrata la «sexualización» que sufren.
Con informacion de EFE